Foto: © Juventud Rebelde, Cuba, (2006) (Com a devida vénia).
Guiné > Anos 60 > Uma das mais emblemáticas fotos de Amílcar Cabral, dirigente do PAIGC. "Un compañero inolvidable" - é assim que o médico cubano Domingo Diaz descreve o líder histórico do PAIGC. O médico fazia parte de um grupo de revolucionário, constituído por médicos e instrutores, que chegou secretamente a Conacri para apoiar a luta de guerrilha do PAIGC.
Foto: Fonte desconhecida
Texto interessantíssimo, para se conhecer melhor a dura realidade do quotidiano da guerrilha do PAIGC... Trata-se do depoimento de um médico cubano, cirurigião de formação, quer esteve envolvido em operações de guerrilha, na Guiné, nos anos de 1966/67, apoiando o PAIGC ao abrigo do então em voga conceito de "internacionalismo proletário"... O envolvimento dos cubanos é ainda pouco conhecido... Daí o interesse deste artigo, no original.
Guiné > Anos 60 > Uma das mais emblemáticas fotos de Amílcar Cabral, dirigente do PAIGC. "Un compañero inolvidable" - é assim que o médico cubano Domingo Diaz descreve o líder histórico do PAIGC. O médico fazia parte de um grupo de revolucionário, constituído por médicos e instrutores, que chegou secretamente a Conacri para apoiar a luta de guerrilha do PAIGC.
Foto: Fonte desconhecida
Texto interessantíssimo, para se conhecer melhor a dura realidade do quotidiano da guerrilha do PAIGC... Trata-se do depoimento de um médico cubano, cirurigião de formação, quer esteve envolvido em operações de guerrilha, na Guiné, nos anos de 1966/67, apoiando o PAIGC ao abrigo do então em voga conceito de "internacionalismo proletário"... O envolvimento dos cubanos é ainda pouco conhecido... Daí o interesse deste artigo, no original.
Reproduzido, com a devida vénia, do jornal digital Juventude Rebelde, ISSN 1563-8340, CUBA, 8 de Junio de 2006 (Director: Rogelio Polanco Fuentes ):
Donde el tiempo no se mide por el reloj
Por primera vez el doctor Domingo Díaz (*) cuenta sus experiencias en las selvas de Guinea Bissau cuando en 1966 anduvo desandando ríos y selvas en compañía de guerrilleros guineanos. Su testimonio forma parte de uno de los capítulos del libro Historias secretas de médicos cubanos, del periodista de JR Hedelberto López Blanch, presentado este año en la Feria del Libro de La Habana
Hedelberto López Blanch
digital@jrebelde.cip.cu
Con 29 años y recién graduado como cirujano, el doctor Domingo Díaz Delgado llenó una planilla solicitando su incorporación como internacionalista en cualquier movimiento de liberación, inspirado en el ejemplo del guerrillero heroico, Ernesto Che Guevara.
A principios del año 66, respondiendo a esa solicitud, lo designan como miembro del primer grupo (muy reducido), de médicos y combatientes que participarían en la liberación de Guinea Bissau, cuya metrópoli era Portugal. Los guineanos llevaban dos o tres años en esa difícil lucha, y carecían de técnica militar, armamentos y asistencia médica. Las acciones se iniciaban prácticamente en esa época, pero dejemos que Domingo narre su historia.
—En ese momento yo era jefe de los servicios médicos de la división 1270 en el Mariel. Fuimos nueve médicos (tres viajaron por avión) junto a los instructores, en total 24 hombres. Tenía bastante experiencia en cirugía porque en esa época, desde que uno estaba estudiando podías participar en determinado equipo quirúrgico. Dos meses después de mi incorporación a este contingente, integrado por artilleros, morteristas, cañoneros y médicos, salimos hacia Guinea Bissau, en la motonave Lidia Doce de 2 000 toneladas. El viaje duró casi 20 días, hasta llegar al puerto de Conakry. La nave estaba deteriorada y fue un trayecto difícil, pues se rompió por lo menos tres veces. En una ocasión hubo un inicio de fuego en las máquinas y por poco tenemos que abandonar el barco.
«En unos sacos llevábamos mochilas, botas y otros implementos y en unas maleticas de madera, un equipaje sencillo. Íbamos vestidos de civil. Aquello era totalmente secreto, incluso para abordar el barco principal no lo hicimos en el puerto, sino en alta mar.
«Antes de salir de Cuba estuvimos cerca de dos meses entrenándonos física y militarmente con varios armamentos, pues aunque éramos médicos, iríamos hacia una zona de guerra. Hacíamos algunas caminatas que creíamos eran suficientes, pero cuando llegamos a Bissau nos dimos cuenta que había que haberse entrenado mucho más. En Conakry, el grupo permaneció alrededor de un mes a la espera de ser llevado a los lugares de destino. Guinea Bissau tenía tres zonas guerrilleras, que eran el Norte, el Sur y Madina de Boé, al este. Se combatía bastante para las posibilidades que tenían. En Guinea me recibió el dirigente principal de la guerrilla del Partido Africano por la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), Amílcar Cabral, un compañero inolvidable. Aprendí muchas cosas en los días que estuve con él. Guinea Conakry era la antigua Guinea Francesa y Guinea Bissau es un país mucho más chiquito que se puede comparar en extensión territorial con la antigua provincia de Villa Clara. Muy poco terreno y de ahí la dificultad de los combatientes para desarrollar esta lucha. Los portugueses tenían bastantes tropas, incluso fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
«De nuestro grupo, muchos fueron al sur, otros al este y a mí me designaron para ir como cirujano al norte. ¿Qué pasa? Que de Guinea Conakry no se podía ir directamente hacia el norte de Guinea Bissau, sino que había que dar un rodeo por el este en camiones, y atravesar parte del territorio de Senegal, país que limita al norte con Bissau y no era precisamente amigo de los guerrilleros, sino que por el contrario estaba a favor de Portugal. Por tanto, por el color blanco de mi piel, no podía hacer el recorrido por tierra, sin llamar la atención.
"Entonces me confeccionan un documento que funcionaba como pasaporte. Era un carné de militante del Partido del PAIGC con un nombre falso, donde aparecía como natural de Praia, una isla de Cabo Verde y con ese documento hago el vuelo, hasta la capital de Senegal, Dakar, acompañado de dos guineanos. Cuando llegamos al aeropuerto no entendían lo del pasaporte y los dos compañeros que me acompañan no supieron explicarles. De manera que tuve que darle un empujón a la talanquera en cruz que existía en el aeropuerto y salir hacia un carro de donde me hacía señas la compañera Lilica Cabral, secretaria de Amílcar Cabral, que tenía oficinas en Dakar.
«De allí, por tierra, atravesamos 400 kilómetros, que es la distancia de Dakar a Zinguinchor, un pueblo de Senegal cercano a la frontera con Guinea Bissau. En ese trayecto hay que atravesar un río y una franja de diez kilómetros de otro país denominado Gambia.
«El que me llevó hacia Zinguinchor, fue Luis Cabral, hermano de Amílcar Cabral, en un Peugeot 400. Llego a ese lugar donde permanezco dos o tres días. Me entrevisto con los jefes militares más importantes que operaban en el norte de Guinea Bissau, porque como era el primer cubano que llegaba allí, me estaban esperando. Me reúno con el jefe del Frente Norte, Osvaldo Vieira y otros. Me hacen una despedida y salgo con un grupo guineano. Al llegar a la frontera, parte del colectivo se queda conmigo y la otra permanece en Yiriban, en el lado de Senegal. Hago una caminata por un terreno abrupto que para mí fue terrible. Alrededor de cuatro a cinco horas demoré en llegar desde la frontera a la primera base guerrillera que se llamaba Zambulla.
«Cuando regresé, ese recorrido lo hice en 45 minutos, porque tenía 80 libras de menos y además llevaba un año caminando en el terreno. Hacemos noche en ese lugar y de madrugada seguimos camino hacia la próxima base, denominada Maqué. Ya habíamos tenido que beber agua en malas condiciones. Allí el agua potable es la de los ríos, y ellos acostumbraban a hacer unos hoyos en la tierra, bien marcados y escondidos, para que se llenaran cuando lloviera. En el curso del camino, sacaban esa agua con tierra y era la que desde ese momento empecé a ingerir.
«Cuando llego a la base de Maqué ya las diarreas comenzaron a hacerme estragos, pero no por eso dejé de comer lo que nos encontrábamos en el camino.
«En esa región el tiempo no se cuenta por el reloj, sino por distancia, es decir, medio día de andar, dos días de andar, que es lo que tardas en llegar a un lugar.
«Nuestra comida era la misma que la de los guineanos y una sola vez al día. Por la noche, en una palangana echábamos un poco de arroz con pedacitos de carne, huesos, que en algunas ocasiones nos los pasábamos unos a otros para chuparlos, y por supuesto, todo con las manos. Nos acostumbramos a comer el arroz metiendo la mano en las cacerolas, no había cubiertos, no había nada. Por la mañana tomábamos cocimientos de cualquier tipo de hojas y si era de naranja, mejor. Calentábamos el agua y le echábamos las hojitas, y eso fue lo que tomamos durante mucho tiempo. Eso era en el norte, ya en el este, en Madina de Boé, teníamos frijoles pero eran tantos que llegó un momento en que a un compañero le enseñabas uno solo y vomitaba.
«Cuando arribo a la segunda base guerrillera, ya llevaba dos días de andar y llegué bastante mal. Me revivió un líquido constituido por una especie de leche condensada con agua, pero muy caliente, y recuerdo perfectamente que me lo tomé y caí rendido. Al otro día de madrugada seguimos profundizando dentro del país y llegamos a la base de Moré[s] donde hacía pocas semanas los portugueses habían lanzado un bombardeo y todavía se podían apreciar los destrozos.
«Allí estuvimos un día y seguimos hasta que alcanzamos la base donde permanecí alrededor de seis meses: Saará (1). Ya aquí estaban dos médicos del grupo que se habían adelantado, pues viajaron por avión de Cuba: un ortopédico, Teudi Ojeda y un clínico, Pedro Labarrere, los dos militares. La base de Saará estaba en la profundidad del norte pero prácticamente en la mitad del territorio y muy cerca de la capital de Bissau. Llegando a esa base, estaban organizando un ataque a Bissau, pero no con el fin de tomar la ciudad sino para tener a las autoridades en tensión. Esa acción fue dirigida por un compañero que era el jefe de la seguridad del territorio norte, el caboverdiano Irenio de Nascimento.
«Teníamos un arsenal pequeño de medicamentos, instrumental quirúrgico, pero muy elementales, para resolver problemas que se presentaran en ese tipo de lucha.
«El campamento estaba en cualquier lugar pues como medida de seguridad había que trasladarlo constantemente. Llegó un momento en que detectaron la base y la ametrallaron varias veces.
«Tras permanecer seis meses en Saará, me designaron a un Big Grupo (2), integrado por 72 hombres con determinado armamento para realizar ataques en varias partes. El jefe era un comandante guineano que se llamaba Julián. De esa forma, empecé a moverme con ellos a los distintos lugares y tuve la oportunidad de participar en varios ataques.
«Siempre el jefe militar me decía que no me debía acercar mucho pues si perdían a los enfermeros y a mí, se acababa el servicio médico.
«El primer combate en que participé fue en la base de Sao Domingos. No sentí miedo porque en realidad no estaba en el mismo frente, pero sí los proyectiles me pasaban por encima. Los guerrilleros destruían el cuartel o parte de este, y se retiraban. Nunca trataban de tomarlo, era una guerra de guerrillas.
«Aquí también realizamos un segundo ataque, al cuartel de Guilelle [Guileje], que fue más efectivo. Tuve la posibilidad de estar más cerca del combate, nos hirieron a tres hombres. A uno de ellos pude hacerle una primera cura, rápida, y seguí con los dos heridos hasta llegar a la base. Ya por este tiempo yo había recorrido a pie casi todas las bases guerrilleras, Llador, Naga, Maqué, Saará, Moré[s], Zambulla.
«Seguimos trasladándonos constantemente con este grupo en la zona norte y más tarde comencé a tener varios problemas de salud, un paludismo crónico, una filaria, que en esos momentos no lo sabía pero después se me hizo el diagnóstico, y una lesión infiltrativa tuberculosa. Se decidió que saliera y regresara a Conakry para después de restablecido volver a entrar.
«Salí en febrero o marzo del 67 y lo hago para tratarme clínicamente. Por el mismo camino que entré, también salí, pero ya con más seguridad. Vuelvo a Conakry y permanezco un tiempo recuperándome. Ya el comandante Víctor Dreke era el jefe de la misión militar cubana.
«Más tarde me incorporo a la zona del Este a Madina do Boé donde terminé la misión. Esta región era un poco más tranquila desde el punto de vista de la guerra, aunque también se realizaron varios combates.
«Hay muchas cosas por contar. Por ejemplo en las primeras caminatas perdí todas las uñas de los dedos de los pies, se me pusieron prietas porque no estaba entrenado para eso, pero después que bajé de peso, uno de los primeros en llegar a los lugares era yo, incluyendo cubanos y nativos. Me puse tan flaco que parecía una cuerda de violín y caminaba mucho. Me ha quedado la costumbre y actualmente camino todos los días en La Habana cinco quiilómetros».
* Domingo Díaz Delgado nació en 1936 en Florencia, Camagüey. Es profesor titular de neurocirugía y vicedirector de Docencia e Investigaciones del CIMEQ.
____________
Nota de L.G.
(1) Saará: presumo que seja Sara-Saruol (carta de Mambonco): vd posts de:
29 de Junho de 2006 >
Guiné 63/74 - P924: SPM 3778 ou estórias de Missirá (4): cão vadio disfarçado de tigre (Beja Santos)
(...) "Soube da Tigre Vadio (1) em finais de Fevereiro de 1970, quando o Major de operações de Bambadinca me convidou para um passeio numa Dornier sobre os céus do Cuor. Foi uma viagem que permitiu medir o crescimento militar e populacional de Madina/Belel e a sua ligação a Sara/Sarauol, uma enorme base do PAIGC com um hospital de campanha" (...).
27 de Junho de 2006 > Guiné 63/74 - P918: Operação Tigre Vadio (Março de 1970): uma dramática incursão a Madina/Belel (CAÇ 12, Pel Caç Nat 52 e outras forças)
Donde el tiempo no se mide por el reloj
Por primera vez el doctor Domingo Díaz (*) cuenta sus experiencias en las selvas de Guinea Bissau cuando en 1966 anduvo desandando ríos y selvas en compañía de guerrilleros guineanos. Su testimonio forma parte de uno de los capítulos del libro Historias secretas de médicos cubanos, del periodista de JR Hedelberto López Blanch, presentado este año en la Feria del Libro de La Habana
Hedelberto López Blanch
digital@jrebelde.cip.cu
Con 29 años y recién graduado como cirujano, el doctor Domingo Díaz Delgado llenó una planilla solicitando su incorporación como internacionalista en cualquier movimiento de liberación, inspirado en el ejemplo del guerrillero heroico, Ernesto Che Guevara.
A principios del año 66, respondiendo a esa solicitud, lo designan como miembro del primer grupo (muy reducido), de médicos y combatientes que participarían en la liberación de Guinea Bissau, cuya metrópoli era Portugal. Los guineanos llevaban dos o tres años en esa difícil lucha, y carecían de técnica militar, armamentos y asistencia médica. Las acciones se iniciaban prácticamente en esa época, pero dejemos que Domingo narre su historia.
—En ese momento yo era jefe de los servicios médicos de la división 1270 en el Mariel. Fuimos nueve médicos (tres viajaron por avión) junto a los instructores, en total 24 hombres. Tenía bastante experiencia en cirugía porque en esa época, desde que uno estaba estudiando podías participar en determinado equipo quirúrgico. Dos meses después de mi incorporación a este contingente, integrado por artilleros, morteristas, cañoneros y médicos, salimos hacia Guinea Bissau, en la motonave Lidia Doce de 2 000 toneladas. El viaje duró casi 20 días, hasta llegar al puerto de Conakry. La nave estaba deteriorada y fue un trayecto difícil, pues se rompió por lo menos tres veces. En una ocasión hubo un inicio de fuego en las máquinas y por poco tenemos que abandonar el barco.
«En unos sacos llevábamos mochilas, botas y otros implementos y en unas maleticas de madera, un equipaje sencillo. Íbamos vestidos de civil. Aquello era totalmente secreto, incluso para abordar el barco principal no lo hicimos en el puerto, sino en alta mar.
«Antes de salir de Cuba estuvimos cerca de dos meses entrenándonos física y militarmente con varios armamentos, pues aunque éramos médicos, iríamos hacia una zona de guerra. Hacíamos algunas caminatas que creíamos eran suficientes, pero cuando llegamos a Bissau nos dimos cuenta que había que haberse entrenado mucho más. En Conakry, el grupo permaneció alrededor de un mes a la espera de ser llevado a los lugares de destino. Guinea Bissau tenía tres zonas guerrilleras, que eran el Norte, el Sur y Madina de Boé, al este. Se combatía bastante para las posibilidades que tenían. En Guinea me recibió el dirigente principal de la guerrilla del Partido Africano por la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), Amílcar Cabral, un compañero inolvidable. Aprendí muchas cosas en los días que estuve con él. Guinea Conakry era la antigua Guinea Francesa y Guinea Bissau es un país mucho más chiquito que se puede comparar en extensión territorial con la antigua provincia de Villa Clara. Muy poco terreno y de ahí la dificultad de los combatientes para desarrollar esta lucha. Los portugueses tenían bastantes tropas, incluso fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
«De nuestro grupo, muchos fueron al sur, otros al este y a mí me designaron para ir como cirujano al norte. ¿Qué pasa? Que de Guinea Conakry no se podía ir directamente hacia el norte de Guinea Bissau, sino que había que dar un rodeo por el este en camiones, y atravesar parte del territorio de Senegal, país que limita al norte con Bissau y no era precisamente amigo de los guerrilleros, sino que por el contrario estaba a favor de Portugal. Por tanto, por el color blanco de mi piel, no podía hacer el recorrido por tierra, sin llamar la atención.
"Entonces me confeccionan un documento que funcionaba como pasaporte. Era un carné de militante del Partido del PAIGC con un nombre falso, donde aparecía como natural de Praia, una isla de Cabo Verde y con ese documento hago el vuelo, hasta la capital de Senegal, Dakar, acompañado de dos guineanos. Cuando llegamos al aeropuerto no entendían lo del pasaporte y los dos compañeros que me acompañan no supieron explicarles. De manera que tuve que darle un empujón a la talanquera en cruz que existía en el aeropuerto y salir hacia un carro de donde me hacía señas la compañera Lilica Cabral, secretaria de Amílcar Cabral, que tenía oficinas en Dakar.
«De allí, por tierra, atravesamos 400 kilómetros, que es la distancia de Dakar a Zinguinchor, un pueblo de Senegal cercano a la frontera con Guinea Bissau. En ese trayecto hay que atravesar un río y una franja de diez kilómetros de otro país denominado Gambia.
«El que me llevó hacia Zinguinchor, fue Luis Cabral, hermano de Amílcar Cabral, en un Peugeot 400. Llego a ese lugar donde permanezco dos o tres días. Me entrevisto con los jefes militares más importantes que operaban en el norte de Guinea Bissau, porque como era el primer cubano que llegaba allí, me estaban esperando. Me reúno con el jefe del Frente Norte, Osvaldo Vieira y otros. Me hacen una despedida y salgo con un grupo guineano. Al llegar a la frontera, parte del colectivo se queda conmigo y la otra permanece en Yiriban, en el lado de Senegal. Hago una caminata por un terreno abrupto que para mí fue terrible. Alrededor de cuatro a cinco horas demoré en llegar desde la frontera a la primera base guerrillera que se llamaba Zambulla.
«Cuando regresé, ese recorrido lo hice en 45 minutos, porque tenía 80 libras de menos y además llevaba un año caminando en el terreno. Hacemos noche en ese lugar y de madrugada seguimos camino hacia la próxima base, denominada Maqué. Ya habíamos tenido que beber agua en malas condiciones. Allí el agua potable es la de los ríos, y ellos acostumbraban a hacer unos hoyos en la tierra, bien marcados y escondidos, para que se llenaran cuando lloviera. En el curso del camino, sacaban esa agua con tierra y era la que desde ese momento empecé a ingerir.
«Cuando llego a la base de Maqué ya las diarreas comenzaron a hacerme estragos, pero no por eso dejé de comer lo que nos encontrábamos en el camino.
«En esa región el tiempo no se cuenta por el reloj, sino por distancia, es decir, medio día de andar, dos días de andar, que es lo que tardas en llegar a un lugar.
«Nuestra comida era la misma que la de los guineanos y una sola vez al día. Por la noche, en una palangana echábamos un poco de arroz con pedacitos de carne, huesos, que en algunas ocasiones nos los pasábamos unos a otros para chuparlos, y por supuesto, todo con las manos. Nos acostumbramos a comer el arroz metiendo la mano en las cacerolas, no había cubiertos, no había nada. Por la mañana tomábamos cocimientos de cualquier tipo de hojas y si era de naranja, mejor. Calentábamos el agua y le echábamos las hojitas, y eso fue lo que tomamos durante mucho tiempo. Eso era en el norte, ya en el este, en Madina de Boé, teníamos frijoles pero eran tantos que llegó un momento en que a un compañero le enseñabas uno solo y vomitaba.
«Cuando arribo a la segunda base guerrillera, ya llevaba dos días de andar y llegué bastante mal. Me revivió un líquido constituido por una especie de leche condensada con agua, pero muy caliente, y recuerdo perfectamente que me lo tomé y caí rendido. Al otro día de madrugada seguimos profundizando dentro del país y llegamos a la base de Moré[s] donde hacía pocas semanas los portugueses habían lanzado un bombardeo y todavía se podían apreciar los destrozos.
«Allí estuvimos un día y seguimos hasta que alcanzamos la base donde permanecí alrededor de seis meses: Saará (1). Ya aquí estaban dos médicos del grupo que se habían adelantado, pues viajaron por avión de Cuba: un ortopédico, Teudi Ojeda y un clínico, Pedro Labarrere, los dos militares. La base de Saará estaba en la profundidad del norte pero prácticamente en la mitad del territorio y muy cerca de la capital de Bissau. Llegando a esa base, estaban organizando un ataque a Bissau, pero no con el fin de tomar la ciudad sino para tener a las autoridades en tensión. Esa acción fue dirigida por un compañero que era el jefe de la seguridad del territorio norte, el caboverdiano Irenio de Nascimento.
«Teníamos un arsenal pequeño de medicamentos, instrumental quirúrgico, pero muy elementales, para resolver problemas que se presentaran en ese tipo de lucha.
«El campamento estaba en cualquier lugar pues como medida de seguridad había que trasladarlo constantemente. Llegó un momento en que detectaron la base y la ametrallaron varias veces.
«Tras permanecer seis meses en Saará, me designaron a un Big Grupo (2), integrado por 72 hombres con determinado armamento para realizar ataques en varias partes. El jefe era un comandante guineano que se llamaba Julián. De esa forma, empecé a moverme con ellos a los distintos lugares y tuve la oportunidad de participar en varios ataques.
«Siempre el jefe militar me decía que no me debía acercar mucho pues si perdían a los enfermeros y a mí, se acababa el servicio médico.
«El primer combate en que participé fue en la base de Sao Domingos. No sentí miedo porque en realidad no estaba en el mismo frente, pero sí los proyectiles me pasaban por encima. Los guerrilleros destruían el cuartel o parte de este, y se retiraban. Nunca trataban de tomarlo, era una guerra de guerrillas.
«Aquí también realizamos un segundo ataque, al cuartel de Guilelle [Guileje], que fue más efectivo. Tuve la posibilidad de estar más cerca del combate, nos hirieron a tres hombres. A uno de ellos pude hacerle una primera cura, rápida, y seguí con los dos heridos hasta llegar a la base. Ya por este tiempo yo había recorrido a pie casi todas las bases guerrilleras, Llador, Naga, Maqué, Saará, Moré[s], Zambulla.
«Seguimos trasladándonos constantemente con este grupo en la zona norte y más tarde comencé a tener varios problemas de salud, un paludismo crónico, una filaria, que en esos momentos no lo sabía pero después se me hizo el diagnóstico, y una lesión infiltrativa tuberculosa. Se decidió que saliera y regresara a Conakry para después de restablecido volver a entrar.
«Salí en febrero o marzo del 67 y lo hago para tratarme clínicamente. Por el mismo camino que entré, también salí, pero ya con más seguridad. Vuelvo a Conakry y permanezco un tiempo recuperándome. Ya el comandante Víctor Dreke era el jefe de la misión militar cubana.
«Más tarde me incorporo a la zona del Este a Madina do Boé donde terminé la misión. Esta región era un poco más tranquila desde el punto de vista de la guerra, aunque también se realizaron varios combates.
«Hay muchas cosas por contar. Por ejemplo en las primeras caminatas perdí todas las uñas de los dedos de los pies, se me pusieron prietas porque no estaba entrenado para eso, pero después que bajé de peso, uno de los primeros en llegar a los lugares era yo, incluyendo cubanos y nativos. Me puse tan flaco que parecía una cuerda de violín y caminaba mucho. Me ha quedado la costumbre y actualmente camino todos los días en La Habana cinco quiilómetros».
* Domingo Díaz Delgado nació en 1936 en Florencia, Camagüey. Es profesor titular de neurocirugía y vicedirector de Docencia e Investigaciones del CIMEQ.
____________
Nota de L.G.
(1) Saará: presumo que seja Sara-Saruol (carta de Mambonco): vd posts de:
29 de Junho de 2006 >
Guiné 63/74 - P924: SPM 3778 ou estórias de Missirá (4): cão vadio disfarçado de tigre (Beja Santos)
(...) "Soube da Tigre Vadio (1) em finais de Fevereiro de 1970, quando o Major de operações de Bambadinca me convidou para um passeio numa Dornier sobre os céus do Cuor. Foi uma viagem que permitiu medir o crescimento militar e populacional de Madina/Belel e a sua ligação a Sara/Sarauol, uma enorme base do PAIGC com um hospital de campanha" (...).
27 de Junho de 2006 > Guiné 63/74 - P918: Operação Tigre Vadio (Março de 1970): uma dramática incursão a Madina/Belel (CAÇ 12, Pel Caç Nat 52 e outras forças)
(...) "A missão confiada às NT era bater a área de Madina/Belel, no regulado do Cuor, a fim de aniquilar as posições IN referenciadas do antecedente e eventualmente capturar a população que nela vivesse.
"As informações de que se dispunha era que devia existir 1 bigrupo nesta região, pertencente à base do Enxalé e dispondo de 2 Morteiros 60, 1 Metralhadora Pesada Coryonov, além de armas ligeiras (Metr Degtyarev, Esp Kalashnikov, Pist Metr PPSH, etc). Admitia-se também que este bigrupo estivesse reforçado com 1 grupo de Mort 82, pertencente ao Grupo de Artilharia de Sara-Sarauol [a noroeste de Madina/Belel, vd. carta de Mambonco]" (...)
(2) Bi-grupo (habitualmente constituído por 50/60 homenos): vd. post de de Juklho de 2006 >
Guiné 63/74 - P939: A organização militar do PAIGC (Leopoldo Amado)
(...) "Essas adaptações atingiram também os bigrupos (unidade de combate originalmente constituído por 21 combatentes), mas que a dada altura atingiam as 46 pessoas, entre elementos da infantaria, minas e armadilhas, reconhecimento e artilharia (2).
"A partir de 1968 – altura crítica para o Exército do PAIGC –, Amílcar Cabral introduziu o conceito de bigrupo reforçado que normalmente atingia os 150 homens, os quais eram balanceados entre o Norte e o Sul e ainda o Leste, seja em função da necessidade de concentração de efectivos para operações de grande envergadura, seja porque o PAIGC sempre se debateu, ao longo de toda a guerra, com enormes problemas de recrutamento regular de efectivos para o seu Exército" (...).